domingo, 2 de enero de 2011

¡¡Viva la Guardia Civil!!


 Y mi más efusiva y sincera enhorabuena a los componentes de la Brigada de Delincuencia Económica de tan Benemérito Cuerpo, ante las excelentes diligencias llevadas a cabo, que han derivado en el hallazgo de una segunda cuenta bancaria a nombre del juez Baltasar Garzón, en un banco norteamericano: Citibank.

Curiosamente, es el mismo Banco que estaba interesado en salir conjuntamente a Bolsa con Afinsa Bienes Tangibles, S.A.; el mismo que, a tales efectos, llevó a cabo una "due dilligence" para conocer el auténtico valor de la multinacional y líder en el sector de los Bienes Tangibles; el mismo que determinó que, de haber salido adelante la operación, la capitalización de Afinsa, esa empresa que según se empeñan en denunciar estaba en quiebra, habría sido nada más y nada menos que de 1.300 millones de euros. (*)

Pues a ver si aprende Santiago Pedraz, instructor del "Caso Afinsa", del juez Marchena, encargado de poner en claro las cuentas de Baltasar, porque lo que no se comprende es que la GC (¡¡bien por ellos!!), haya tardado meses en descubrir los apaños del jeta Garzón en Estados Unidos y que los Fiscales del caso Afinsa, Luzón y Pavía, anden más despistados que una burra en un garaje, pidiendo comisiones rogatorias aquí, allá y acullá que, casi cinco años después del saqueo de Afinsa, han dado cero resultados con respecto a la existencia de cuentas opacas en el extranjero, o de blanqueo de capitales alguno en paraísos fiscales.

Los que "buscan" (y no encuentran) algo contra Afinsa, o bien son unos inútiles integrales a los que habría de retirar de sus funciones pero ya, por incompetentes y porque no encuentran nada, o es que definitivamente no hay nada que encontrar y, por lo tanto, estas comisiones rogatorias que los fiscales asignados al caso solicitan,  una y otra vez, podrían llegar a considerarse meras maniobras obstruccionistas y dilatorias para alargar el periodo de instrucción.

El tiempo, que todo lo pone en su sitio, dirá. En opinión de muchos perjudicados, y en la mía propia, a la luz del tiempo transcurrido y de los "hechos" (nada de nada), va a ser lo segundo.(*)




(*)"El Saqueo de Afinsa - La Verdadera Historia de una Intervención, pags. 9-12 
(Ed. Cultivalibros)

Nota de la Autora
De no haber tenido lugar los dramáticos acontecimientos del 9 de
mayo de 2006, la realidad de Afinsa Bienes Tangibles, S.A. (AFINSA)
sería, a día de hoy, muy diferente. Adentrarnos en la hipótesis se hace
necesario para intentar comprender, en una primera aproximación,
cuáles pudieron ser los motivos reales que impulsaron la intervención
de esta compañía.


La empresa continuaría viva y operando en un sector altamente especializado:
el de inversión de bienes tangibles y de colección, en el que,
sin duda alguna, ocupaba una posición dominante.


De haber aceptado la oferta hecha por Citibank para salir a Bolsa, y
gracias a la imponente capitalización bursátil resultante de dicha operación,
Afinsa habría consolidado el puesto que ya ocupaba entre las
50 empresas españolas más importantes; por delante, incluso, de la
propia RENFE.


Según estaba contemplado en el plan estratégico diseñado para el
periodo 2006-2011, el grupo habría entrado de lleno en el potente mercado
de inversión asiático de la mano de los dos gigantes con los que
Afinsa ya tenía relaciones comerciales: India y China.


A través de su filial americana, Escala Group, y gracias a la compra
de A-Mark Precious Metals, Inc., incorporada en junio de 2005 al holding
de más de veinte empresas que conformaban el grupo, Afinsa había
quedado formalmente autorizada por la selectiva U. S. Mint (Casa
de la Moneda de Estados Unidos) para llevar a cabo la venta de lingotes
de oro y de oro amonedado de inversión (bullion). Esta compra
estratégica habría permitido a la multinacional que era Afinsa sortear
cómodamente las turbulencias financieras, auténtica amenaza para los
bancos, que ya asomaban por el horizonte. La habrían convertido en
una interesante alternativa al brindar a sus clientes la posibilidad
de invertir en un bien tangible, el oro, y en otros productos
de enorme atractivo para el inversor: diamantes, platino, y metales
preciosos en general, cuya seguridad, cotización al alza y
revalorización son incuestionables.

Sumemos a todo lo anterior el valor de una excelente red comercial,
constituida por más de dos mil ochocientos asesores, y una cartera de
ciento noventa mil clientes satisfechos como principales activos de la
compañía, y llegaremos a la conclusión, sin temor a equivocarnos, de
que el crecimiento y los beneficios de Afinsa en el tiempo habrían resultado,
además de sostenidos, impresionantes.


Pero todo ello o, mejor dicho, tal vez por todo ello, el gran proyecto
de lo que podría haber sido este holding empresarial se vio truncado
aquel fatídico martes 9 de mayo de 2006, día en que tuvo lugar la intervención
de la sociedad bajo la acusación de estar llevando a cabo
un monumental fraude por medio de un sofisticado sistema de “estafa
piramidal”.


Gran parte de la sociedad piensa que la medida resultó acertada porque
obedeció a criterios de prudencia razonables, en aras a evitar un
mal mayor; esto es, que la supuesta estafa continuase captando más
incautos. Pero, también hay quien no duda en afirmar abiertamente
que la intervención obedeció a una lamentable decisión política del Gobierno
socialista de José Luis Rodríguez Zapatero tras sucumbir a las
presiones del todopoderoso sector financiero, que veía en Afinsa a uno
de sus mayores competidores.


Podría aducirse que no debo pronunciarme sobre cuál de las dos
versiones es la correcta, ya que la instrucción del “Caso Afinsa” sigue
su curso y la justicia no ha dictado sentencia final al respecto; pero
lo cierto es que, tal y como veremos más adelante, en todo lo relativo
a la intervención de esta compañía abundan más las “sombras” que
las “luces”. A pesar del tiempo transcurrido, numerosos interrogantes
continúan abiertos, y son muchas las preguntas que nos hacemos los
perjudicados de las cuales, hasta la fecha, no tenemos respuesta judicial.


Lo que sí ha quedado demostrado es que la llamada “Operación
Atrio”, tal y como se la conoce en ámbitos jurídicos y policiales, únicamente
pudo ponerse en marcha, dada la envergadura de la misma, por
orden directa, o al menos con conocimiento, del Gobierno de José Luis
Rodríguez Zapatero. Tal y como se desarrolló, solo podía desembocar
en la destrucción de dos compañías: Afinsa y Fórum Filatélico.
Ambas habían ejercido —durante 25 años la primera y 26 la segun11
da— una posición dominante en el sector de inversión de bienes tangibles.
En el caso que nos ocupa, el grupo Afinsa llegó a alcanzar en su
desarrollo la dimensión de holding internacional. Hoy, ninguna de las
dos sociedades existe. A raíz de la intervención, las dos están siendo
liquidadas.


El contenido de este relato es un compendio de situaciones vividas
—y sufridas— en primera persona, de numerosas entrevistas realizadas
y de abundante información, acumulada durante los más de cuatro
años que han transcurrido desde aquel aciago martes 9 de mayo de
2006, fecha en que tuvo lugar la intervención.


En aras a mantener la objetividad, el relato exige de esta autora el
esfuerzo de referir los hechos de la manera más disociada posible. No
ha resultado ser ésta una tarea fácil. Como tampoco ha sido fácil la
selección del título de la obra. Durante estos cuatro largos años, han
dominado en mi mente las sensaciones vividas el día de la intervención.
Aquella manera violenta de entrar en las dependencias de una y
otra empresa, apoderándose de todo, o de la mayor parte, de lo que en
ellas había, debía de tener en nuestro Diccionario de la Lengua Española
una definición. En efecto. La tenía. La elección final del nombre de
cabecera de este libro, El Saqueo de Afinsa, intenta reflejar, a modo
de metáfora, el asalto policial de la sede de ésta compañía, como desencadenante
y preludio de los graves daños que habríamos de sufrir miles
de personas, y que estaban por llegar.


El libro incluye algunos artículos de opinión escritos, a título personal,
en el pasado, que reflejan, a modo de denuncia, el dolor y la ruina
que estas actuaciones han traído a mi vida y a la vida de miles de familias,
y en los que me permito expresar mis sentimientos libremente,
sin cortapisas. No deberán interferir mis opiniones sin embargo con el
principal objetivo del libro, que no es otro que el de trasladar al lector,
de forma rigurosa y documentada, la cruda realidad de los hechos.


No será ésta una narración abreviada ni simplificada. En las páginas
que siguen a continuación encontrará el lector información detallada
—que en ocasiones podrá, tal vez, parecer prolija—, con datos, fechas y
referencias a documentos originales que ponen al descubierto un complejo
entramado, minuciosamente planificado y cuidadosamente ela12
borado, para ejecutar con garantías de éxito lo que podríamos llamar
un auténtico expolio que, sin embargo, no es percibido como tal por la
opinión pública.


La sociedad española, y muy especialmente quienes de una u otra
forma han resultado perjudicados por dicha intervención, merecen conocer
la verdad. Juzgue el lector.

4 comentarios:

  1. Bien, Mila, a ver si los que no quieren comprar el libro "el saqueo de Afinsa", se enteran de una vez.

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  2. Ya conoces el dícho Anónimo: "No hay más ciego que aquél que no quiere ver".

    Slds y Feliz Año.

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  3. muy bibien dicho,pero si todo es tan claro ,como no se puede poner toda esta imformacion en conocimiento de algun estamento judicial ,o europeo,si la justicia española esta coronpida por politicos que los eligen,y por el poder financiero que los patrocinan

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  4. Lo del juez Pedraz y sus comisiones rogatorias en el caso Afinsa, son única y meramente comisiones "dilatorias". Es decir comisiones para dilatar,agrandar,alargar,prolongar la fase de instrucción. En definitiva, que el Caso Afinsa sea uno más de esos que duerman indefinidamnete en algún cajón, porque al Gobierno del PSOE, éste y otros casos les son súmamente desagradables y podrían costarle un buen sofocón.
    Es cuestión de hacerse con un buen reloj despertador, ponerlo en hora y programarlo para que suene, bien alto, y despertar así ese "sueño" insolente y abusivo de tantos y tantos casos, entre ellos el de Afinsa.
    El reloj ya lo tenemos.

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