Mario Conde, ayer.

      Acto interesante el de ayer, que congregó a un gran número de personas. Mario Conde presentaba "en sociedad" su iniciativa: la llamada "Fundación Civil", un foro creado "en defensa de la libertad", tal y como el mismo lo denominó.

Sensaciones encontradas, por mi parte, al finalizar el acto. Verdades como puños las dichas por Conde. Ni a fuerza de escucharlas resulta verosímil lo decadente de la situación a la que ha llegado nuestro país. Se refirió, entre otras muchas cosas, a una serie de valores que, ¡vaya usted a saber por qué!, me resultaron familiares y con los que me sentí tremendamente identificada.

 Destacó cuanto puede llegar a conseguir el ser humano cuando le mueven convicciones -que no conveniencias- profundas; cuando hacemos aquello en lo que creemos y cuando nos empeñamos en llegar hasta el final, por defender esas mismas convicciones;  la importancia de mantener la confianza en nosotros mismos por la legitimidad de nuestros actos, de no tener miedo de quienes se empeñan en que no hagamos cosas y el increíble poder que otorga, a cualquier movimiento civil, la fuerza de la unión.

Escuchándole hablar del derecho legítimo que tenemos los ciudadanos para la puesta en marcha de  iniciativas populares y que dichas iniciativas necesitan -cuanto menos- quinientas mil firmas para ser mínimamente consideradas por los políticos, no pude por menos que pensar qué habría sucedido si en lugar de tragarnos hasta la bola el cuento que este Gobierno interventor nos ha contado, el casi medio millón de perjudicados por la intervención de Afinsa y Fórum hubiésemos salido a la calle desde el primer día, como un frente unido para denunciar, ante la opinión pública y ante los propios poderes del Estado, el expolio al que nos han llevado por vía de saqueo de las dos compañías. Nuestra situación a día de hoy sería otra completamente diferente, estoy segura.

¡Qué ironía! Lo que la Fundación Civil necesita, es justamente lo que nosotros, los perjudicados por la intervención de Afinsa y Fórum  ya tenemos desde hace casi cinco años; aquello que como colectivo nosotros mismos nos hemos denegado, una y otra vez: masa crítica. Es decir, miles de ciudadanos decididos a apoyar con sus firmas aquellas iniciativas populares que se pongan en marcha para rechazar leyes injustas tanto como para apoyar propuestas justas y reivindicativas.

Al igual que les dije a los promotores de Regeneración, en el acto de presentación de su partido,  ¡mucha suerte en el empeño!. La van a necesitar. No es menor la tarea de unir este disperso y segregado ente que se llama España en aras a un objetivo común y a una tarea compartida y mucho menos que la gente admita y apoye, sin más, el hecho de que unos pocos ciudadanos estén empeñados en luchar por el progreso y el bien común, en beneficio de unos muchos.

Este enlace os lleva a una reseña en la Gaceta que resume, perfectamente, en qué consistió el acto. (Pinchad aquí).