Caso Afinsa: desmontando, piedra a piedra, el Dogma Petrificado.

       "Se interviene Afinsa. La investigación está bajo secreto de sumario y, sin embargo, las cámaras de Telecinco, estratégicamente situadas en la Calle Génova, de Madrid, frente a las puertas de la sede, retransmiten el registro policial en tiempo real. Las imágenes muestran una calle bloqueada por furgones policiales, plagada de agentes armados hasta los dientes y policías de Aduanas entrando y saliendo del edificio con bolsas negras. A Telecinco se suman en poco tiempo las televisiones de otras cadenas, un nutrido grupo de fotógrafos de prensa y locutores de emisoras de radio. El objetivo no es otro que el de vender un falso montaje”. (…) A finales del s. XIX, una corriente de investigación histórica propuso la Teoría del Dogma Petrificado, según la cual una falsedad, por repetición, es aceptada por las masas como una realidad hasta el punto de convertir la mentira en un dogma aceptado como cierto. En un principio del proceso, el dogma puede tambalearse; puede surgir quien lo cuestione, y ese es el principal riesgo al que se enfrenta el autor (en este caso, autores) de la falsedad. Tiene que pasar cierto tiempo para que el dogma se petrifique, se consolide, hasta hacerse casi indestructible. Antiguamente, ese proceso de petrificación podía tardar décadas, o incluso siglos. Fue Goebbels quien consiguió reducirlo a cuestión de meses. La estrategia no es otra que la de repetir la mentira elegida una y otra vez, por todos los métodos, a todas horas, de manera continuada, insistente y machacona. Sin descanso. Hoy, gracias a los medios de comunicación, la petrificación del dogma puede conseguirse en mucho menos tiempo del utilizado por el ideólogo de la Alemania nazi.


Eso fue lo que sucedió aquel día 9 de mayo de 2006: la puesta en marcha de una increíble red de falsedades, de mentiras, desde primera hora de la mañana, que perdura para muchos hasta el día de hoy."



Así comienza el capítulo II de mi libro “El Saqueo de Afinsa”, titulado “El Dogma Petrificado”, a cuya teoría hago referencia a lo largo de cinco páginas de la obra. Un dogma –no me estoy refiriendo, naturalmente, a los dogmas religiosos o de Fe- es siempre aquella expresión del pensamiento que desea imponer y elevar la interpretación de cualquier fenómeno al nivel de verdad absoluta e indiscutible, una estrategia que el siniestro Goebbels hiciera famosa en la Alemania nazi, con relación a los judíos y que el no menos siniestro Gobierno socialista, ha ejecutado a la perfección con los perjudicados por la “Operación Atrio”, es decir: con los clientes de las empresas Fórum Filatélico y Afinsa.

A día de hoy, el dogma relativo a la “estafa piramidal” que, según ZP y sus muchachos (con Pérez Rubalcaba a la cabeza) estaban llevando a cabo estás empresas, continúa vivito, coleando e incordiando a las víctimas del expolio, tanto o más que el hecho de que les hayan sido arrebatadas sus inversiones.

Lo vemos a diario: artículos aparecidos en prensa, comentarios de ignorantes y necios tertulianos en radio y televisión, referencias en congresos, encuentros y revistas de economía…La última de estas referencias de la que he tenido conocimiento, saltó a la pantalla de mi ordenador a través de las alertas de Google. En una columna firmada por Valentín Bustos, el periodista de Capital  nos aludía con el poco ortodoxo calificativo de “primos”. Bajo el título “Los refranes que te harán salir de la crisis”, revisaba el autor de la columna una serie de refranes, utilizando esta fuente de sabiduría popular, y las lecciones que de ellos emanan, como bálsamo que ayude a superar a los sufridos ciudadanos las secuelas derivadas de la crisis económica que estamos padeciendo.

Dejando a un lado la creatividad del artículo, uno de los párrafos del mismo hacía referencia al italiano Carlo Ponzi, a su famoso esquema de la pirámide financiera, a Bernie Madoff y ¡como no! a los clientes de Fórum y Afinsa.

El párrafo al que me estoy refiriendo, decía así:

-Las cuentas claras y el chocolate espeso

"En 1919, Carlo Ponzi arruinó a 20.000 personas en EEUU por el método de la pirámide financiera. Cierto que a sus primeros clientes les devolvió el doble de lo que invirtieron ¡y en sólo 90 días! Pero a otros nunca les entregó nada. Casi un siglo después, Madoff repitió el método, pero en vez de ofrecer grandes rentabilidades a corto plazo, reportaba intereses de dos dígitos un mes sí y otro también. Estando de por medio “poderoso caballero”, lo mejor es la transparencia y la seguridad. Embaucadores a la caza de primos siempre ha habido a lo largo de la historia. Y no sólo en EEUU. Ahí están los casos Forum Filatélico y Afinsa” (Capital).

Aunque a estas alturas de la película una debería estar ya más que acostumbrada a leer opiniones como estas –y aún peores- debo reconocer que el parrafito en cuestión me tocó bastante las narices. Así las cosas, opté por ir de frente, llamar por teléfono al periodista y trasladarle mi protesta en persona. No resultó difícil hacerlo, y una vez al otro lado del teléfono, la charla se convirtió en un intercambio de opiniones fluido en el que la amabilidad y las buenas formas del “contrario”, hicieron posible la comunicación, con el resultado final de que Bustos haya dejado abierta la puerta para: a) leer “El Saqueo de Afinsa”, b) informarse a fondo y de manera objetiva, de lo que esconde tan siniestra intervención y b), rectificar sobre lo publicado en su artículo, si así lo considerase oportuno, tras finalizar la lectura de la obra.

Pues qué queréis que os diga: me siento francamente bien después de haber charlado con el periodista, de haberle dado traslado de lo que considero un insulto personal y hacia el resto de los perjudicados y de haber comprobado que, cuando uno va de frente, haciendo valer sus derechos y, por encima de cualquier consideración, haciendo valer la verdad de los hechos, cuando nuestro interlocutor es profesional y decente (que haberlos, haylos), nos escucha.

Con cierta reticencia al principio, es cierto –el dogma de la estafa ha calado hasta la médula de la sociedad- pero con interés genuino desde el momento en que se abre paso en él una duda razonable y comienza a cuestionarse si realmente la cosas sucedieron tal y como el Gobierno y sus terminales mediáticas se las han contado.

Demos tiempo pues a que Valentín Bustos lea El Saqueo de Afinsa, y estemos atentos a esa alerta de Google que nos traiga otro de sus artículos, escrito esta vez desde una óptica diferente y en el que, por derecho propio, se nos exima de la consideración de “primos”.

Por mi parte, “quid pro quo”, daré oportuno traslado de su rectificación desde estas páginas virtuales. Lo haré encantada, os lo aseguro.